poliexpán

Viviendo en la etapa del todo va bien, va demasiado bien. Sintiéndome fuerte, concisa, realista y respetable. No existe el miedo al dolor, al fracaso. No hay tiempo para recrearse en hipocresías baratas que a veces intentan mordernos en la yugular. Que te muerdan a ti si tanto te gusta. Lo poco que tengo me agrada, lo poco que siento me cautiva. Para qué preciso malgastar el tiempo con amores sucedáneos... yo siempre he alabado la originalidad, la materia prima, la esencia. Y no me preocupa no saber encontrarla, ahora no es tiempo de búsquedas, sólo de observación... de contemplar lo bonito, lo que brota a cada esquina de la calle mientras paseo escuchando Sin Fang Bous... Qué quieres, en ocasiones parezco comportarme como un perro verde, pero es que no me entiendes, no nos entendemos y tampoco es que queramos intentarlo. Somos demasiado orgullosos, claro que lo somos y no precisamos negarlo. Por eso yo me encuentro ahora aquí, emocionalmente pasiva, indiferente... ¡ Claro que me gusta reinvertarme con amores volátiles! ¿pero sabes qué pasa? que tengo la sensación de que la ópera prima, el estreno, la semilla de mi historia de amor sucedió ya hace un tiempo y ahora sólo tengo interpretaciones y series distintas al modelo inicial, sólo hay ediciones con distinta portada  y mismo contenido. ¿Esto sucede así siempre? ¿Esto es lo que ocurre?¿todo es siempre lo mismo? Quizás sea este el motivo de mi decadencia sentimental, quizás por eso sea incapaz de sentir, de embriagar, de sorprender. Yo ya no sé sorprender y tampoco sé encontrar a nadie a quién pueda fascinar. (¿me habré convertido en un borrego más?).
Seré una oveja mostaza en un prado azul ultramar, seguiré siendo abstracta y fuerte, terca como una mula y blanda como la masa de un bizcocho de chocolate. Demasiado obsoleta para incendiar corazones de poliexpán.