DEUXDESUCRE

Mi filosofía de vida varía dependiendo de cómo tenga el día. Eso ya lo sé. Pero de la misma forma que nos varía a todos.  Siempre he sido muy impulsiva, pero de un tiempo a esta parte he aprendido a reprimir esos impulsos, cosa que no es tarea fácil cuando tienes mil tormentas de ideas internas que no saben muy bien por dónde desaguar. A veces te salen bien y otras tantas mal. (que son más). Pero me conforma el hecho de que le otorgan a la vida ese carácter infantil y simple que hace recopilar los recuerdos de una forma mucho más amena. Son tonterías. Son emociones desparramadas, son pasión, son alma, son carácter, personalidad. Puedo ser una mujer gris de pies en el suelo, ordenada, educada, pulcra, típica... pero ¿por qué elegir la vía más fácil con la cantidad de formas sublimes y maravillosas con las que se puede colmar un instante sin que éste pierda ápice de sinceridad? La coherencia también viene de la mano de la locura. De hecho, si no nos considerásemos personas coherentes no sabríamos distinguir esos momentos de locuacidad. Por eso soy, quizás,  tan variable tan intermitente, supongo. Por eso subo, bajo, giro y me retuerzo... Conforme voy aprendiendo más, y más cosas encuentro, otras tantas nuevas también llaman mi atención. De eso se trata, o quizás no. (Ay yo que sé, ya me están viniendo de nuevo los impulsos). Me gustan las mezclas. Bueno, y lo que más de todo, entremezclarme. Y si puede ser sobre el suelo del salón o en la misma silla en la que me encuentro sentada, ya ni te cuento. Podría hacer un batido de besos en un momento. Y soy buena cocinera. ¿Tú también? Pues ya me pasarás alguna receta y así las comparamos. Es una buena idea.
Yo creo que, de hecho, es una idea genial.