jueves, 4 de noviembre de 2010

Se hace bucle de desavenencias, de palabras enrarecidas por la presión constante de un aire viciado con apatías y malos entendidos. La mente se emborrona, se nubla y todo se torna oscuro por mucho que los demás intenten hacerte divisar un poco de claridad ante tus turbias ideas.
Es la maldición de las frases a medias, de las miradas inquietantes y de las cefaleas constantes.
Es el resultado de no saber encaminar un montón de sueños echos trizas en una vía de escapatoria que concluya con una solución viable y poco catastrófica.
Es un estado oscuro en el que la cabeza saca humo negro al maquinar por encima del índice recomendado por motivos de no buen agrado.
Es tener un día gris ceniza, negro enrarecido....

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