lunes, 17 de enero de 2011

Hoy ha sido un día gris, un día gris oscuro. La desavenencia ha aparecido en mi puerta y a pesar de mi austera negación ha decidido entrar y se ha apropiado de mi sillón. Yo no podía hacer nada y me encontraba sin fuerzas como para plantarle cara. Me ha ganado. A partir de ahí una marea de necedades paulatinas se han apropiado de mi alma. Gota a gota, migaja a migaja, pellizco a pellizco. Lo peor es que me temo que son necedades demasiado realistas... Y esas duelen. Esas son jodidamente dolorosas. Por mucho que yo me esmero en camuflarlas y disfrazarlas de optimismo, siguen siendo nefastas y muy feas. Pero qué le vamos a hacer... Por un momento me he dado cuenta de que quizás lo que yo necesite es sentirme arropada, que sí, que por mucho que yo intente tirar hacia adelante, por mucho que yo intente mostrarme serena, independiente, astuta, fuerte y audaz... por mucho que quiera, tengo un interior demasiado blando, tan blando que sufre variaciones con cualquier vibración.  Y mira, yo estoy sola, me encuentro terriblemente sola. No por ello voy a agarrarme a un clavo ardiendo, ya no acostumbro a hacer esas clase de chaladuras... pues luego la que sufre soy yo... Pero sí que es verdad que necesito sentir que verdaderamente le importo a alguien, que verdaderamente confían en mí, que podrían cometer cualquier tipo de genialidad sólo por verme sonreír y por verme así, por poder abrazarme y perderme. Y mandar a la mierda ya este sentimiento de frustración, de pesar, de sentirme un mero objeto de un engranaje que no funciona. De luchar contra mis instintos, de negar la evidencia que es tan clara, que ya no puedo echar atrás, a pesar de que tampoco lo haría. Me gusta formar parte de la vida de las personas a las que aprecio, a las que estimo, a las que brindo mi mejor sonrisa a pesar de días como hoy... Pero también me gusta sentir que formo parte y no lo siento. Puede que todo esto me duela más porque en el fondo me importa mucho más de lo que yo tenía planeado que me importara, igual es que irremediablemente está naciendo en mí algo verdaderamente colosal y estoy muy, pero que muy asustada... Y si no fuese así, si no fuese por toda clase de pensamientos que se amontonan en la boca de mi estómago, todo esto no tendría ni la menor importancia. Pero lo cierto es que me importa, me importa demasiado. Y hasta la fecha lo único que consigo es mostrarme como una completa estúpida... y lo peor es que no me estoy equivocando. Lo peor es que no hay dos partes completas y yo me engaño y me intento creer que puedo llenar las dos partes por el simple hecho de que una de ellas se encuentra rebosante... Y me enfado muchísimo, porque esa parte que rebosa es la mía y la otra, la otra está vacía.

Así no funciona la vida.

3 comentarios:

  1. otro día la avenencia será la que aparecerá en tu puerta, ya verás ;)

    ResponderEliminar
  2. La verdad es que yo me siento igual. Así que por eso, abre todos los días la puerta, a ver qué te encuentras y sino abre la ventana.

    ResponderEliminar
  3. Cuando el quilibrio ante el dar y recibir se rompe, por mucho que queramos enmascararlo, por mucho que creamos que cada uno es como es y expresa el amor de formas diferente, no es obice para que tengamos unas necesidades que necesitamos que se cumplan.
    Sentirte que el TOP ONE para alguien pase lo que pase es fantastico, sentir que puedes contar con alguien para lo que sea a cualquier hora es genial, pero no es suficiente.
    Agarrate a la vida pero no a quien no se lo merezca.

    Besitos corteses y valientes de alguien que esta con alguien por no estar sola....

    ResponderEliminar