Y bien, queridos demonios, después de pasar debajo de una escalera, de romper el espejo, de dormir con calcetines, de abrir el paraguas dentro de casa, de perseguir gatos negros, de derramar la sal por todas partes, de pisar la línea de las baldosas, de encender tres cigarrillos seguidos con la misma cerilla, de poner los zapatos encima de la mesa y de dejar las tijeras abiertas dentro del cajón, he visto que las cosas no van tan mal.
No podéis conmigo, no. Conmigo no. Ya lo habéis visto.
No podéis conmigo, no. Conmigo no. Ya lo habéis visto.
SOY INVENCIBLE.
(¿Os queda alguna duda?)
Eres especial y distinta. Una entre un millón. ¿No te has dado cuenta?
ResponderEliminarMadrid va a rendir a tus encantos en cuanto llegues y yo seguramente también.
Caeré de nuevo en tus redes y en tus ojos, si es que no ha caído antes nadie más. Hipnotizas.
ResponderEliminarJa, ja, ja. Caerás si yo quiero que caigas en ella,¿no?
ResponderEliminarOlvidamos lo más importante...
Lo obvio es lo simple. Puff, lo simple es aburrido.
Y no hipnotizo, observo. Y no encanto, seduzco. (pero sólo a veces y si me interesa)
jaja que bueno :)
ResponderEliminarUn saludo!
Seductora, tú? jaja. Te encanta romper corazones, es lo que haces siempre, no lo niegues.
ResponderEliminarClaro, claro, claro!!!
ResponderEliminargracias..
Ya vale.
En otra ocasión, quizás.