La toma de decisiones, las dudas... avanzar, parar en seco, comenzar desde cero, olvidar para siempre. Los cambios constantes a los que nos vemos sometidos a diario se nos acumulan bajo el felpudo de la puerta sin darnos cuenta. No tenemos porque demostrarle a nadie que la vida a nuestro lado puede ser algo increíble y especial, esas cosas no se demuestran, esas cosas, simplemente se sienten o no se sienten. Y cuanto más nos empeñemos en mostrar una parte de nosotros que realmente no existe sin más, si no que hemos adaptado violentamente para que la convivencia y los sentimientos fluyan más fácilmente, cuanto más nos esforcemos por ello, más grande será nuestro fracaso... porque al final, todas las cosas, todos los cambios que hemos realizado en nuestra persona para que los cimientos de nuestro amor se estabilicen, terminan derrumbándose por el suelo en el momento más inesperado... Y no es cuestión de amor, no es cuestión de tiempo. Sólo es una cuestión de sinceridad: de ser francos con nosotros mismos y con aquella otra persona y mostrarnos tal y como somos, sin trabas, sin impedimentos... Porque es así como realmente podremos brillar en el corazón de aquellos y ser fantásticamente y fanáticamente únicos, libres, genuinos, creativos y audaces.
En una palabra: Nosotros.
¿Por qué tenemos que cambiarnos? ¿Por qué debemos ocultar nuestra verdadera materia?¿Por qué forzamos las situaciones?
(¿Cuánto estamos dispuestos a pagar por amor?)
Buff... gran texto eh!! Yo he tenido que pagar grandes precios por el amor, pero es tan reconfortante cuando lo encuentras!
ResponderEliminarMe ha llamado la atención especialmente una de las últimas preguntas "¿porque forzamos a las situaciones?".
I es que tienes toda la razón. Siempre se fuerzan y siempre tendrian que aparecer de forma natural.
Que tengas un buen verano :)
Jordi Cirach