De esos días que comienzan mal, que son medio agobiantes medio devastadores, que duelen, que pesan, que parecen comerte las entrañas y te hacen sentir infinitamente pequeña... De esos días que todo va mal, en los que no se tienen ganas de sacar los brazos fuera de los límites de las sábanas...y preferirías pasar toda la eternidad retozando alrededor de una cama de noventa inventando historias en las que todo marcha en la medida que tu quieres que marche. De esos días... en los que al final decides poner los pies sobre el frío suelo de baldosas de color beige y como un zombie te diriges hacia la ducha con la esperanza de que el agua diluya todos esos monstruos y esos temores que se han ido acumulando sobre tu piel durante las horas anteriores... Te desperezas, te arreglas un poco y te pones alguna canción de los Smiths para que te amenicen un poco la mañana ( y bien que lo consiguen ). Bajas a la calle a comprar el pan, lees el correo, las cosas van como siempre, ninguna novedad al frente...Y pasan las horas, pasan y ya no sabes que hacer...hasta que de repente suena el teléfono...
Y todo da un giro de ciento ochenta grados...
Y sonríes y sí, las cosas cambian, claro que cambian...
Y a la mierda los malos pensamientos, qué carajo!
Y algo así me ha ocurrido a mí hoy.
ja!
jo menuda suerte y menuda envidia! hace mucho que no recibo una llamada que sea capaz de cambiar mi estado de animo de manera tan radical!
ResponderEliminarun abrazo
hoque bonito tu blog en realidad siempre lo leo :)
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