martes, 7 de diciembre de 2010





En 365 días puede pasar cualquier cosa. Puedes cambiar de ciudad, de trabajo, de ilusiones, de emociones... Te pueden romper el corazón, lo puedes romper tú o te lo pueden recomponer. Te puedes reír de todo, te puedes sentir valiente, ansiosa, rebelde, creativa...Y también infinitamente frágil, diminuta, melancólica e insulsa...
Pero bueno, que quién me iba a decir a mí, que hace un año, tras un montón de catástrofes encadenadas, tras un montón de desvelos y de ilusiones frustradas, tras un sinfín de estados rotativos, caóticos, irregulares, abstractos y emocionalmente abruptos me iba a encontrar así de bien.

(estupendamente)











(y no te hagas tanto de rogar que una también tiene un límite...)

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