Que no me pretendan engañar con castillos de barajas de naipes roídos.
Yo soy de cimientos sólidos.
Soy de mis cosas, de mis emociones, de mis ilusiones y de mis desvelos.
Soy de pies en el suelo y cabeza en el cielo.
Soy de todo aquello que quiera contenerme en su contenido.
No soy ni de saco roto ni de vaso medio vacío.
Y hablo de mí.
Y hablo de mí porque no conozco a nadie mejor a quién poder juzgar.
Y hablo de mí porque no tengo derecho a poder hablar de nadie más.
Así, que cállate ya.
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