Soy una romántica de mierda. Siempre lo he sido. Qué pasa. Siempre me ha encantado la idea de que alguien te sorprenda con algo que realmente no te esperabas. Siempre he alabado a quienes arriesgan aún cuando saben que ya lo tienen todo por perdido. Pero han arriesgado, han estado al límite de lo irremediablemente estúpido, de lo increíblemente genial... La frontera es, francamente, delgada. Una línea roja que ya no es roja, ahora es naranja. Porque sí, porque a mí me gusta el naranja. Y qué quieres, yo no sé sorprender a quienes me sorprenden. Yo no sé mostrarme irremediablemente especial, casual, distinta, peculiar. Yo es que ya no sé... Mi pragmatismo me frena en seco en numerosas ocasiones. Yo soy para el día a día. Para las cosas tal cual, para escuchar lo que sea cuando sea y reaccionar a tiempo, al instante. Soy para escapar de aquello de lo que no se puede escapar. Para reír, para darle la vuelta a todo aquello que en algún momento puede afligirnos. Para sacar la sonrisa y para abrazar. Siempre digo que no me gustan nada aquellas personas que son meticulosamente infelices... Días malos tenemos todos. Y problemas también... y el grado de esos problemas sólo es cuestionable para aquellas personas que los padecen. Y es igual de válido. Yo también tengo lo mío, pero lo mío para mí. Lo único que me queda claro es que si quieres chillar, yo chillaré contigo. Si quieres volar, yo te llevaré a lo más alto. Si quieres llorar, yo te prestaré mi hombro...
Y si prefieres amar yo te enseñaré otras formas de querer, que quizás no son las más ordinarias, pero créeme, doy por seguro que van a ser las más francas y las más incuestionables...
Y si prefieres perderte una noche, yo te llevaré por sendas a las que no podrás olvidar jamás. Tú hazme caso, que yo no miento. Eso jamás.
Y ...
¿eres capaz?
Oy que mona... me ha encantado!!!
ResponderEliminarGUAO... pedazo texto, me ha dejado sin palabras. Y lo confieso, yo también soy una romántica de mierda aunque siempre lo niegue.
ResponderEliminarperfecto,de verdad!
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