martes, 2 de noviembre de 2010

Qué niña mona ni qué ocho cuartos.
Yo no quiero ser nada de eso.
Ignorante.





La belleza se pudre, como se pudren las manzanas en el frutero de la cocina.
Y luego qué te queda. Te quedan los putos huesos.
Pues come huesos hasta que revientes.










De todo se aprende.

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