Alejandra G. Remón, es una chica inquieta de 26 años. Siempre risueña y siempre con ganas de hacer muchas cosas. En su afán de encontrar la belleza de las cosas simples se topó con la música y la fotografía. Es una fanática del amor y de la amistad. Vive rodeada de cosas que muchas veces no se pueden comprender y le encanta que la gente aprenda a transcribir sus mensajes ocultos en cada declaración que ella hace. Es una chica más, una chica contemporánea con ganas de hacer muchas cosas, con los pies en el suelo y con la mente en las nubes. A ella no le gustan los compromisos, pero le gusta la lealtad. Y también le gusta mucho el chocolate y los besos a escondidas. Detesta las mentiras, los celos, la falsedad y el vinagre. Ella no sabe ser de otra manera de la que es, lleva siendo toda su vida así y tampoco sabe si algún día cambiará... De momento sólo intenta observar a su alrededor y aprender todo y cuanto puede, pues le encanta irse a dormir conociendo una cosa más y sobre todo le encanta dormir pegada a una espalda y a unos brazos que, de vez en cuando le sobresaltan por la noche con un gran abrazo.
A veces hace cosas incomprensibles y fuera de los límites que ella misma se autoimpone, pero esa es quizás su chispa, o puede que quizás ese sea su gran fallo, todavía no ha podido comprobarlo. Un punto de locura y un pragmatismo inusual la condenan...
Ella misma es la que te está contando todo esto, así que supongo que no será mentira.
Y espera que seas consciente de que no te lo cuenta por ningún motivo egocéntrico, simplemente te lo cuenta porque, sabiendo todo esto ya de entrada quizás te resulte menos complicado entender todo lo que sucede en su pequeño universo, que es el mismo que el tuyo, pero un poco embriagado con imágenes de películas de la nouvelle vague y cientos de discos de motown, aderezado con revistas de tendencias y con miles de conversaciones variopintas que ha ido recopilando por el camino con todas esas personas que se han introducido alguna vez dentro de su caleidoscopio, y a las cuales se lo debe todo, o casi.
Hola. Soy Ales.
Gracias.
Gracias por hacer que cada día resulte genialmente enigmático y extraordinario.
Gracias por estar aquí. A ti.
Gracias por hacerme creer en el amor si es que alguna vez he dejado de creer en él.
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