lunes, 14 de septiembre de 2009

Cenizo, perla.




El cielo cenizo a punto de presentar a la luna. Comienza a anochecer antes de tiempo, antes de que me haya acostumbrado al calor radiante del astro rey. Las estrellas se engalanan , no quieren perderse el festival multicolor que se celebra dentro de la gran manta azul. Y yo tampoco. Me gusta observar, contemplar lo que me rodea con media sonrisa en la cara, que no entera, esa la guardo para otras ocasiones,... Y son estas cosas sencillas las que hacen palpitar mi pecho, como si todo fuera nuevo cada día, como si estrenara vida en mi punto álgido de felicidad, en ese lugar en el que ahora me encuentro,... porque en ocasiones la felicidad aparece de repente y sin llamar.
Hay cosas que no soy capaz de expresar, pero que las siento de la misma forma. Creo que son asuntos que se desprenden de una manera sutil con solo saber leer entrelíneas. Irradio felicidad como las brasas de una vieja chimenea,...
Si, esa felicidad estúpida que me caracteriza.




Days of Pearly Spencer. David McWilliams


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