jueves, 1 de julio de 2010

verdades y mentiras

Cuando una verdad es rotunda, es firme, no es necesario repetirla constantemente. Con cada repetición esa verdad cada vez se vuelve más efímera, menos creíble, más sutil... Pero a veces precisamos de esa reiteración para intentar convencernos a nosotros mismos, porque pensamos que quizás si no lo hacemos no resultamos creíbles para el resto. Hay muchos ejemplos prácticos sobre todo este asunto, por ejemplo: cuando decimos que “somos de fiar”, “yo te quiero sólo a ti”, “jamás le haría daño a alguien”, etc. Son esas típicas cosas que cuanto más las escuchas más las pones en duda, porque si realmente son así, no es necesario recalcarlo en todo momento. No sé, quizás soy yo la que se pone en propia duda...pero es que lo llevo un tiempo pensando. Luego también está el tema de los escudos, los salvavidas, los muros imaginarios que creamos para no lastimarnos con todo lo que viene de fuera. Estos escudos son múltiples, de todas las índoles. Y son muy numerosos, sí que lo son. Para explicar este hecho puedo hablar de otro ejemplo: supongamos que tenemos una pareja y en un determinado momento irrumpe en nuestra vida una persona nueva y especial. Y tenemos miedo porque, por una serie de circunstancias, por miedo, por confusión,etc empezamos a sentir cosas nuevas que no sabemos del todo sin son ciertas o no... y nos escudamos en el cariño y amor de la persona con la que compartimos sentimientos, porque no queremos hacerle daño, pero bien sabemos que están difuminados por todo aquello que proviene desde fuera... y es el momento en el que más afecto demostramos, ya que necesitamos autoconvencernos, demostrarnos a nosotros mismos que somos capaces de afrontar situaciones confusas... y nos hacemos un daño tremendo, pues no es una verdad a medias, es una gran mentira. Nos mentimos porque tenemos miedo, porque somos cobardes a dar un paso más. Porque el amor es algo realmente complicado, varía, cambia, aparece y desaparece, vuelve, se va, se transforma...Y nosotros necios como de costumbre, martilleándonos la cabeza con pensamientos y emociones que no sabemos bien por dónde encauzar.
En fin, al parecer tengo una semana bastante filosófica, será que empieza el verano para mí. Será que yo también tengo un montón de sentimientos confundidos e intento engañarme. Pero yo no lo consigo, nunca he sabido mentir sin que se me note.


Sí, todo está bien. (mentira)
No, tengo el corazón vacío (mentira)
No creo en el amor verdadero (mentira)
Será cuestión de tiempo (mentira)
No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes (verdad, rotunda)



(no sé si se entiende muy bien todo lo que quiero expresar, pero es que tengo una tormenta de ideas tal, que no sé por dónde encauzar las palabras...)

3 comentarios:

  1. Se entiende... y es verdad. Me a encantado el texto, es genial.

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  2. Vaya descubrimiento he hecho con tu blog! Me gusta mucho como y sobre lo que escribes. A favoritos vas directa! ^-^=

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  3. muy bien expresado, un saludo!

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