domingo, 17 de octubre de 2010

historias que me cuento.



 Recreo el silencio de mi habitación mientras leo una novela corta. La pata de la silla cada día está más torcida, pero es que no tengo tiempo y cuando lo tengo lo pierdo. Fumo un cigarrillo inapetente. Bebo las pocas gotas de agua que quedan en el vaso por no tener la fuerza suficiente como para levantarme e ir hasta la cocina para rellenarlo. Vagueza. Y así es cuando me doy media vuelta y me reincorporo. Y miro hacia la cama. Y me quedo absorta imaginando una estampa ideal en la que te encuentras sentado sobre la colcha blanca y apoyado contra la pared, concentrado en adivinar los acordes de aquel tema que escuchamos el otro día mientras esperábamos a que el té se enfriara un poco. Me quedo observándote, como si estuviera contemplando la mayor obra de arte del mundo. Absorta. Muda. Con media sonrisa. Y es cuando tú te percatas de que te estoy mirando y me fulminas con una sonrisa y un guiño. Y yo bajo la cabeza y me sonrojo. El cazador cazado. Pero no nos decimos nada, no necesitamos palabras. No existen sonidos que pueden expresar esa magia. Y yo retomo el libro y me giro y continúo leyendo... Y es entonces cuando te levantas y te acercas hacia mí sigilosamente y acaricias con tu mano mi pelo haciendo que yo gire la cabeza. Y es entonces cuando me besas. Y mientras lo haces coges el libro y me lo quitas de las manos, lo estampas contra el suelo. Te miro asombrada y con tu dedo índice sobre mis labios me indicas que mantenga silencio. Que no diga nada. Me levantas de mi silla coja. Me abrazas y me llevas a tu terreno... 
Y esa es la magia, esa es la magia que, incomprensiblemente alimenta el motor de los sueños.
cierra los ojos.

1 comentario:

  1. simplemente increible!!
    te leo mucho pro nunca te comentado nada, creo que haces que mucha gente(como yo)se sienta identificada de una manera o de otra con tus textos!
    sigue asi,que a muchos nos animan un poquito mas el dia tus palabras!

    un abrazo!

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