miércoles, 16 de febrero de 2011

Cierto que puede que parezca todo muy denso y muy abstracto, soy la primera que lo ve todo enmarañado, pero digamos que es el miedo el que nos impide ser más concisos. Cuando no vemos las cosas completamente claras nos enclaustramos en sentimientos a medias. Y son a medias porque lo mismo un día quisieras demostrar tu amor a los cuatro vientos como al día siguiente piensas que es mejor frenar en seco cualquier muestra de afecto que parezca echar a correr de un momento a otro. Más o menos funciona tal que así. Claro que podrías demostrar de una puñetera vez que esa persona realmente te interesa y que estás dispuesta a darlo todo por un puñado de besos y por compartir las pocas cosas interesantes que te pasan en el día a día y por preocuparte de los pequeños problemas que suceden en su alrededor continuamente. Eso lo puedes hacer. Lo puedes hacer pero no lo haces porque tienes pánico. En el fondo hay un montón de señales que te indican que te estás equivocando, que no es el momento de dar a luz todas las sensaciones que vas acumulando día tras día, que la historia de tu cabeza es tuya y que realmente si mereciera la pena y si fuese algo extraordinario, surgiría sólo. Pero a veces te da por pensar que hay otras señales que son buenas y te recreas en ellas. Y sueñas.  Y te inventas historias eróticas cuando te tumbas en la cama y escuchas a Broadcast en bucle sin fin. Y así te sientes casi como un superhéroe y estás dispuesto a todo y piensas: qué demonios, tiene que saber que me gusta! tiene que saber que me interesa! que es tal y como yo siempre he pensado que sería aquella persona que me cautivara desde lo más pequeño. Lo piensas, actúas, la cagas. Luego intentas solucionarlo un poco porque te das cuenta de que te has descubierto. Y como ya de antemano sabes que la respuesta no va a ser tal y como esperabas, puesto que ya sabes de sobra que las cosas así no funcionan por mucho que intentes creer que sí que lo hacen, te retractas e intentas salir de esa como sea.  Lo cierto es que tampoco sabes si estás en lo correcto actuando así, pero no es porque no pienses bien tus actos, no es por eso, es por el impulso. Es el mismo tipo de ansiedad que se crea cuando quieres encenderte un cigarrillo, si en ese momento no tienes tabaco se te pasa, pero si lo tienes puedes fumar uno detrás de otro.  Y es algo por el estilo. Es medianamente sencillo. Intentas alejarte de la sensación de intentar quererle más de lo que te gustaría, lo piensas todo el día. Y no hay forma. Al final decides relajarte un poco y sabe dios que eso es más difícil aún si cabe. Te plantas y dices, ¡calma!. ¿pero de qué calma me hablas? qué es la calma? Te pides calma cuando ya ves que las cosas se te están yendo de las manos y de que te pierdes. Te pides calma cuando no sabes sincerarte de una puñetera vez y decides ya de una por todas chillar y decir: mira sí, me gustas pero yo intento que no me gustes y, de la misma forma que lo intento, aún me gustas más. Y te pierdes otra vez. Y así.
Así hasta que llega el día en el que una de dos, o te mandan a la mierda directamente por pesada o de repente un golpe del destino hace que de una puta vez el otro se dé cuenta de que tú puedes mostrarle más cosas de las que lleva conocidas hasta la fecha y de que puede que, por una vez, algo pueda salir bien.




si no se entiende nada, es normal. Yo también soy una densa.

5 comentarios:

  1. eso siempre pasa ales, nunca dices nada por miedo que es lo unico que sé que tengo y mucho. esa es la pena que por el miedo nos perdemos tanto...bueno ya sabes! y luego pierdes esa oportunidad que esperabas y no sabes si seguirá o no pensando en ti cuando tu aún piensas en él...me enantan tus textos es exactamente lo que pienso.

    ResponderEliminar
  2. Gallina de piel, que gusto leer esto. !!!!!!!!

    ResponderEliminar
  3. Claro que lo entiendo. Me encanto leerte, muy gráfico, te he visto yendo, viniendo, y acostada repasando cada movimiento.. al final la vida siempre hace de las suyas y te lleva a donde ella quiere.
    :)

    ResponderEliminar
  4. yo también me sentí plenamente identificada, pero aunque a veces nos invada el miedo (que es lo normal) siempre he pensado que de los sentimientos jamás hay que avergonzarse, sean o no correspondidos! así que... como decía Eliade hagamos el ridículo, digamosles: sí tú!! te hablo a ti!! me gustas!!

    ResponderEliminar
  5. No podria haber leido un texto mas perfectamente adecudo en este momento.
    Simplemente increible!!
    Hacer el ridiculo,sentir el "tierra tragame" es lo peor q puede pasar cuand arriesgas,o puede q no!quien sabe!!!;)

    ResponderEliminar